San Benito en solemnidad

Una vez más, el Señor nos concede celebrar la solemnidad de San Benito, nuestro padre.

Como siempre, en toda Eucaristía, celebramos la obra salvadora de Cristo a través de su muerte y resurrección, de su entrega generosa de amor que lo llevó a la muerte y que lo condujo a recibir la vida en plenitud, la vida eterna, la vida de resucitado.

Su obra salvadora, se prolonga en nosotros, los bautizados, a través de la gracia ofrecida constantemente por Él y acogida por los creyentes.

Hoy celebramos, entonces, a una persona como nosotros, Benito de Nursia, que se abrió a la acción de la gracia en él. Por eso, he querido centrarme en el Prefacio de la Misa de hoy con el que inicia la gran Plegaria Eucarística, con el cual damos gracias a Dios por Jesucristo y por la obra salvadora realizada en Benito por él.

«Con tu gracia iluminaste profundamente el alma de san Benito», para, en primer lugar, «conocer que nada debía anteponer al amor de Cristo». Y, en segundo lugar, «para enseñar a sus hijos el servicio al verdadero Rey».[1]

Muy hermosamente, entonces, la liturgia nos recuerda que San Benito recibió primero lo que aquí llama una ILUMINACIÓN PROFUNDA, para conocer que nada debía anteponer al amor de Cristo. Esa fue la experiencia vocacional del joven Benito y que marcó su vida en adelante. Precisamente, esa experiencia la comunicó como maestro a nosotros sus hijos invitándonos, desde otra perspectiva, a servir al verdadero Rey, que es lo mismo que no anteponer nada al amor de Cristo.

Todo esto fue posible para él y es posible para nosotros, si acogemos lo que nos dice la primera lectura de esta celebración, tomada del libro de los Proverbios:

«Hijo mío, si escuchas mis palabras y no olvidas mis consejos; si prestas oído a la sabiduría y atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y le haces caso a la sensatez; si procuras todo esto como procuras el dinero y lo buscas como un tesoro, entonces comprenderás lo que significa el temor del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios».[2]

Es la experiencia del ‘temor de Dios’, en el que insiste tanto nuestro padre a lo largo de la Regla: vivir siempre, vivir todo, y en todo momento, en la presencia de Dios, delante de sus ojos.

Y prosigue el prefacio insistiendo en esa dimensión de Benito como maestro: «Varón eminente por sus milagros y santa vida, fue por ti elegido como maestro insigne de la vida monástica; él nos enseñó que debemos buscarte y anhelar los bienes que nos tienes destinados mediante la oración, el trabajo y la práctica de las virtudes».[3]

Con otras palabras, para Benito y para nosotros anhelar los bienes del cielo, que es lo que enseña a sus hijos, no es una cosa etérea, sino algo muy concreto: se anhela y se vive el cielo a través de la oración, el trabajo y la vida fraterna.

Y por eso la insistencia de la Carta a los Colosenses en este sentido: mantenernos en oración cantando a Dios, dándole gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.[4]

Y la invitación es a la vida fraterna, a la práctica de las virtudes: que el uniforme, el hábito que llevamos como distintivo, sea la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón; y, lo principal de ese hábito, uniforme o distintivo es: el amor, que es el que unifica o reúne todo como un ceñidor, una correa. Ah, y falta algo: «Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo».[5] La PAZ como divisa o lema de nuestra orden. Y concluye el prefacio con una invitación: «Celebrando, pues, con gozo, estos dones admirables de tu generosidad»,[6] es lo que vamos a realizar a continuación, pasando al banquete Eucarístico y pidiendo al Señor que todo esto se haga realidad en nuestra vida por el poder de su gracia que transforma las ofrendas de pan y vino, y nos transforma a nosotros también en cuerpo de Cristo. AMÉN

Reflexión del Abad Humberto Rincón con motivo de la Solemnidad de N.P. San Benito 2024


[1] Prefacio propio de la Solemnidad de San Benito

[2] Prov 2, 1-5

[3] Prefacio propio de la Solemnidad de San Benito

[4] Cf Col 3, 12-17

[5] Ibid.

[6] Prefacio propio de la Solemnidad de San Benito

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